domingo, 27 de noviembre de 2016

La Política Digital en el Perú

El desarrollo de la Política Digital en el Perú enfrenta retos importantes tanto relacionados al tema digital en si como a las particularidades propias del país. Si bien algunos consideran que el Perú no tiene actualmente una Política Digital, es necesario apuntar que formalmente hemos tenido dos agendas digitales además de un Plan de Banda Ancha que se tradujo en una Ley de Banda Ancha, lo que podría indicar justamente lo contrario.  Para poder centrar el tema, hay que entender la complejidad de este proceso, especialmente considerando el carácter transversal y de cambio acelerado de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones -TIC (impulsoras de la digitalización); para lo cual creo importante esclarecer algunos conceptos como base de la necesaria discusión que deberá ser planteada entre los diversos sectores involucrados.

Las Políticas Públicas
Las definiciones sobre políticas públicas son amplias y están en permanente cambio, sin embargo, para fines de este artículo, puedo tomar la siguiente: “Las políticas públicas son acciones de gobierno con objetos de interés público que surgen de decisiones sustentadas en un proceso de diagnóstico y análisis de factibilidad, para la atención efectiva de problemas públicos específicos, en donde participa la ciudadanía en la definición de problemas y soluciones (Corzo 2012)”.
Es interesante anotar que las políticas públicas finalmente especifican acciones, lo que impone el hecho que no sólo deben ser definidas sino obviamente ejecutadas. Para lograr que las políticas se implanten, el Estado debe premunirse de las herramientas institucionales adecuadas. Por un momento imaginemos que queremos desarrollar las políticas públicas de salud y no contamos con un Ministerio de Salud o institución equivalente para caer en cuenta de lo que estoy señalando.
Es claro por otro lado que debe existir un proceso de desarrollo de las políticas que logre definir con claridad el interés público relacionado al problema público específico a resolver y los mecanismos para su implantación. En este proceso, establecer los esquemas y niveles de participación de la ciudadanía es crucial para su sostenibilidad.

Las Políticas Públicas y las TIC    
Sobre el rol de las TIC en el desarrollo económico se han establecido diversos estudios en múltiples niveles[1] con la conclusión general de que existe una correlación importante entre la utilización de las TIC y el desarrollo de los países. La transformación que las TIC imponen sobre los procesos de la sociedad (digitalización) involucran el desarrollo de políticas públicas que puedan conducir este proceso de transformación en el cauce adecuado al interés público. De esta forma, el problema público específico que nos reta es: “utilizar las TIC para potenciar el desarrollo económico y social del país, en transición hacia la Sociedad de la Información y el Conocimiento”, el cual lo podemos definir como Política Digital.
Uno de los mecanismos por el cual los países han concentrado sus políticas públicas digitales ha sido el de Agenda Digital, normalmente conteniendo diversas iniciativas estratégicas tanto transversales como en sectores considerados clave (por ejemplo, educación). El Perú siguiendo este modelo desarrolló dos Agendas Digitales, siendo la última la Agenda Digital 2.0[2] del año 2011 con objetivos formulados hasta el año 2015.
El desarrollo de las agendas digitales en los diversos países ha sido igualmente diverso y los que muestran mejores resultados son aquellos donde ha existido una institucionalidad adecuadamente establecida. Considerando los múltiples actores del denominado Ecosistema Digital[3] los esfuerzos de articulación para su definición e implantación exigen a su vez un importante grado de institucionalidad transversal y sectorial. En algunos países las agendas digitales evolucionaron o se complementaron con planes de desarrollo digital con un énfasis mayor en objetivos medibles y en acciones de implantación[4].
A pesar de las críticas de diversos sectores, las agendas digitales siguen teniendo vigencia y en la Quinta Conferencia Ministerial sobre la Sociedad de la Información de América Latina y el Caribe se estableció justamente su Agenda Digital (eLAC2018), la cual presenta 23 objetivos que se ordenan en cinco áreas de acción: i) acceso e infraestructura; ii) economía digital, innovación y competitividad; iii) gobierno electrónico y ciudadanía; iv) desarrollo sostenible e inclusión, y v) gobernanza[5]. Esta Agenda se supone debe servir como referencia y marco a los países Latinoamericanos para su propio desarrollo digital.
La situación de la Política Digital en Perú
El desarrollo de las Agendas Digitales peruanas, tanto la del 2006 como la del 2011 se concentró básicamente en el proceso de elaboración, más no así en el de su implantación. En ninguno de los dos casos los objetivos estratégicos definidos contaron con un mecanismo específico de implantación. Tal hecho es reconocido por la propia Agenda 2.0 que establece dentro de la Estrategia 1 del Objetivo 8: “Uno de los factores críticos que había sido identificado el 2005 y que aún sigue siendo muy necesario, es la institucionalidad que garantice el desarrollo, ejecución, seguimiento y evaluación, así como, la actualización de los enfoques de la Agenda”.
Considerando que el Decreto Supremo que crea esta última agenda se promulga dos días antes del cambio de gobierno[6], sin los patrocinadores que la crearon y sin un fuerte involucramiento de la Sociedad Civil fue inicialmente postergada y al no tener ningún mecanismo concreto de implementación ni establecerse el mecanismo de seguimiento especificado en su creación[7], esta agenda fue en la práctica ignorada.  Al año 2013 desde el Consejo Nacional de Competitividad – CNC, verifico el poco conocimiento e involucramiento en los actores estatales, privados y de la sociedad civil sobre dicha Agenda.
Si bien la Comisión Multisectorial de Seguimiento y Evaluación “CODESI” inició funciones a fines del 2015, la situación básica se mantiene y no se cuenta aún con ningún plan de implantación relevante ni con la institucionalidad capaz de ejecutarlo. Además, dicha comisión aún no ha podido convocar un espacio efectivo de participación de los entes privados y la sociedad civil.  
En consecuencia y a la luz de los hechos puedo afirmar que dichas agendas no llegaron a establecerse como políticas públicas reales convirtiéndose ambas en guías de referencia y un buen marco sobre el cual algunas instituciones bajo su propia iniciativa han desarrollado algunas de las acciones indicadas.
Un caso diferente ocurrió en el sector de comunicaciones. El desarrollo del Plan de Banda Ancha en el año 2010[8] dio pie a la Ley de Banda Ancha y su respectivo reglamento que posibilitó el desarrollo de los Proyectos de la Red Dorsal Nacional de Fibra Óptica RDNFO y los Proyectos Regionales de Despliegue de Redes de Alta Velocidad. Al momento la RDNFO está desplegada y en operación y 8 de los 21 proyectos regionales definidos están en ejecución.
El caso del Plan de Banda Ancha ilustra un proceso de desarrollo de políticas públicas que cubrió no sólo su definición sino también la implantación de al menos de una parte importante de dicho plan. Se debe indicar que este proceso fue conducido por un sector consolidado institucionalmente como es el Ministerio de Transportes y Comunicaciones.
Fig. 1 Despliegue de la Red Dorsal Nacional de Fibra Óptica. Fuente: MTC
Un instrumento adicional a  mencionar es la Agenda de Competitividad 2014 2018.[9] Establecidas las TIC como una línea estratégica desde la primera agenda de competitividad del 2012, esta versión establece un conjunto de metas con indicadores medibles en cuatro aspectos de las TIC que se consideraron prioritarios: el fortalecimiento institucional del Estado para gestionarlas, el desarrollo de la infraestructura de comunicaciones, el impulso del Gobierno Electrónico y la promoción de su uso en la sociedad.  Sin embargo, el avance realmente significativo se da en el aspecto de infraestructura, tal como se indicó anteriormente.
Finalmente, cabe mencionar que dentro de las 31 Políticas Nacionales del Acuerdo Nacional[10], no se establece ni una sola mención al tema de las TIC o al desarrollo digital[11]. La última noticia, sin embargo, indica que se habría creado un grupo de trabajo TIC en este marco institucional.  Además, las declaraciones de los titulares de varios sectores públicos y privados sobre la importancia del desarrollo digital indica que se estaría dando a este tema una relevancia mucho mayor que en los años anteriores.
Cómo definir la Política Digital
Un primer punto a definir es sobre quién debería liderar su definición e implantación. Si apuntamos a la experiencia pasada vemos claramente que la debilidad institucional fue la causa principal que impidió su despliegue. Se necesita, entonces, un arreglo institucional diferente y empoderado para poder conducir adecuadamente este proceso.  La discusión sobre el arreglo institucional TIC se ha presentado desde hace bastante tiempo y en diversos foros con varias opciones tales como la de Agencia Digital o Ministerio de las TIC. Sin embargo, las autoridades actuales han indicado que se creará un Viceministerio de las TIC como evolución del Viceministerio de Comunicaciones del Ministerio de Transportes y Comunicaciones, institución que debería en todo caso conducir este proceso. Considerando el carácter trasversal de las políticas digitales es importante considerar que además cada sector es responsable de liderar las mismas en su ámbito de competencia.
El segundo aspecto es el de establecer cómo debería ser este proceso, lo cual me permite especificar algunas características importantes. La primera es que debe ser considerado un proceso político que se conduzca desde el más alto nivel de decisión haciendo que el tema TIC se incluya en el Acuerdo Nacional como una Política Nacional. Otra característica es que debe alinearse con las políticas locales, tales como las políticas de emprendimiento o de ciencia y tecnología, así como con las políticas mundiales y regionales[12]. Un aspecto crucial es que se deben crear los respectivos planes de implementación que conllevan el establecimiento de: objetivos medibles, responsables que den efectiva cuenta y recursos asignados. Finalmente, siendo lo más importante, este proceso de tener un enfoque multiestamentario en donde a la vez que se fortalece el Ecosistema se propicia la participación activa de los actores del mismo tanto en la parte de definición como en la de implantación.
Se debe considerar, además, que este es un proceso continuo y de aprendizaje, en donde desde una versión inicial, ejecutamos, controlamos y mejoramos permanentemente.
Sobre los temas que deben desarrollarse en una Política Digital hay varias alternativas. Por ejemplo, podemos usar el Modelo de Ecosistema Digital de CEPAL (usado como base en una consultoría de Políticas Digitales desarrollada por encargo del CNC [13].) . Si bien considerando la evolución tecnológica de los últimos años este modelo debería actualizarse es un buen punto de inicio para definir los contenidos de la política, así como el modelo presentado en otra consultoría relacionada más bien a la normatividad actual de las TIC en el Perú[14].



Fig. 2 Ecosistema Digital (Fuente CEPAL)
Conclusión
Debo indicar que los esfuerzos notables de desarrollo de las Políticas TIC que dieron lugar a las agendas digitales peruanas se concentraron en su definición más no en su implantación con la excepción del sector de comunicaciones que efectivamente está desplegando su política a través de la ejecución del Plan de Banda Ancha.
La necesidad de relanzar el proceso de desarrollo de la Política Digital se hace ahora más importante considerando el momento político y la conciencia de desarrollo digital que los diversos sectores están mostrando. Este proceso, sin embargo, deberá tener ciertas características que garanticen que no se repitan los errores del pasado. Entre estas características podemos incluir al patrocinio de alto nivel, a una institucionalidad adecuada y empoderada, y a un enfoque multiestamentario.
La creación del Viceministerio TIC es un aspecto que marca una diferencia respecto a los intentos anteriores y que debe ser tomada como una oportunidad para acelerar el cambio hacia un Perú Digital con el concurso de todos los estamentos y sectores.





[1] En el Estudio de R. Katz sobre el impacto económico del Arreglo Institucional TIC en el Perú se establece un modelo para estimar el impacto en el PBI de la digitalización. Ver www.cnc.gob.pe

[2] Promulgada por DS 066-2011-PCM del 26 de Julio del 2011.
[3] El ecosistema digital es definido como el conjunto de infraestructuras y prestaciones (plataformas, dispositivos de acceso) asociadas a la provisión de contenidos y servicios a través de Internet (El ecosistema y la economía digital en América Latina, Raúl Katz)
[4] Podemos referir al Plan Vive Digital de Colombia o a la Agenda Digital de España
[6] El 28 de Julio del 2011 asume la presidencia el Sr. Ollanta Humala Tasso en reemplazo del Sr. Alan Garcia
[7] La Comisión de Seguimiento y Evaluación mencionada en el DS de creación fue convocada a fines del año 2015.
[10] http://acuerdonacional.pe/politicas-de-estado-del-acuerdo-nacional/
[11] Se podría pensar que la Política Digital está incluida en la Política de Ciencia y Tecnología. Sin embargo, si se revisa la Política 20 del Acuerdo (Ciencia y Tecnología), se confirma  su no inclusión. 
[12] Objetivos del Milenio y la elac2018, por ejemplo
[13] Consultoría para la definición de las bases para la formulación de Políticas Públicas para el desarrollo de la Sociedad de la Información, Roxana Barrantes, Consejo Nacional de la Competitividad
[14] Análisis de la normatividad en TIC y recomendaciones de mejora, Iriarte y asociados Consejo Nacional de la Competitividad.



domingo, 25 de septiembre de 2016

El Perú y la Transformación Digital

La Transformación Digital

En todos los sectores empresariales se habla de una u otra forma de la transformación digital y como ésta puede definir la permanencia de las empresas en sus mercados. La transformación Digital se puede entender como el cambio de los modelos de negocio (es decir de la forma como las empresas entregan valor a sus clientes) basado en la aplicación de las Tecnologías de la Información y Comunicaciones TIC.

Las TIC  han ido penetrando y cambiando los procesos económicos, productivos  y  sociales afectando todos los ámbitos de nuestras comunidades. Además, actualmente estamos en los inicios de lo que se ha denominado la 4ta Revolución Industrial, en donde la confluencia de varias tecnologías (Internet de las cosas, Inteligencia Artificial, Robótica, Fabricación Aditiva, entre otras) amenaza con transformar profunda y traumáticamente nuestras sociedades.

La mayor parte de los Estados han entendido que este proceso los afectará en gran medida y han desarrollado políticas públicas que buscan que sus países se inserten dentro de este proceso de cambio con diversos enfoques, con diversas herramientas y con diversos resultados. Lo cierto es que los que lo han enfrentado oportunamente pueden ofrecer avances importantes en este tema (podemos citar el caso de Uruguay como ejemplo de Latinoamérica).

Los riesgos de no insertarnos adecuadamente en la Transformación Digital

Se debe entender que la Transformación Digital afectará inevitablemente al Perú y que este proceso global conlleva riesgos que deben ser afrontados. El primero de ellos está asociado a que no podamos integrarnos efectivamente a los nuevos procesos productivos haciendo que nuestro país pierda competitividad de forma acelerada. Por ejemplo, una PYME que no usa adecuadamente la tecnología y que no puede insertarse en el mercado global,  o por otro lado una transnacional que no implementa una sede en Perú sino en un país vecino por falta de las condiciones de redes o capacidades laborales. Ambos casos, de alguna forma ocasionarían una disminución del empleo y de las condiciones de vida.

Un segundo riesgo está referido a la exclusión. De no mediar políticas que hagan que el acceso,  asequibilidad, uso y apropiación de las tecnologías favorezca a todos los sectores, se presentará la exclusión digital que acentuará los efectos de la exclusión social. Simplemente, nuestros jóvenes de sectores no favorecidos no serán competitivos en esta nueva sociedad.
http://www.aprender20.es/periodico/node/593
Un tercer riesgo va hacia no cubrir la demanda social de los sectores jóvenes y emergentes. Principalmente, si el Estado no cubre las demandas de servicios digitales que estos sectores van a demandar se producirá un alejamiento de los ciudadanos con el Estado con sus lógicas consecuencias en la inestabilidad política.
Las consecuencias de estos efectos se traducirían en: incremento de la desigualdad, incremento de la pobreza e incremento de la conflictividad social y política,  con un resultado final que por ahora no podríamos predecir.

La situación actual del Perú en el Desarrollo Digital

El Perú se encuentra en un rango medio de desarrollo digital o digitalización (proceso por el cual un país absorbe las TIC para su desarrollo) respecto a los países latinoamericanos[1] (por debajo de  Chile, Colombia, México y Ecuador)  y si bien existen expectativas de crecimiento los índices globales más bien apuntan en lo contrario, siendo que en el índice de desarrollo digital de la Unión Internacional de Telecomunicaciones UIT hemos descendido del puesto 91 en el 2010, al puesto 104 en el 2015[2], mientras que por ejemplo nuestro vecino Colombia subió del puesto 83 al 75.
Índice de Desarrollo TIC - UIT
Al margen de los indicadores globales y los estudios realizados,  observamos claramente que el uso y apropiación de las TIC en el Perú está por debajo de lo que un país de nuestro nivel debería tener. Las TIC no son herramientas comunes de productividad en las PYME; y en el caso de los ciudadanos,  si bien existe un crecimiento importante de “smartphones”,  éstos aún se concentran en lo recreativo de los dispositivos. Pero lo más evidente es el caso del propio Estado, en donde a pesar de avances importantes (por ejemplo, Factura Electrónica) una gran cantidad de entidades siguen trabajando con procedimientos y servicios basados en papel y en donde la introducción de tecnología mejoraría la situación en forma importante.

Lo más relevante, sin embargo, es que el Estado no tiene una Política de Desarrollo Digital[3] y además no tiene la institucionalidad para definirla y ejecutarla, más allá del desarrollo de la infraestructura de comunicaciones. La falta de una Política en este sentido es muy difícil de explicar en un contexto donde casi todas las naciones reconocen su importancia y han creado mecanismos institucionales para afrontarla (por ejemplo, el Ministerio TIC colombiano o la Agencia de la Sociedad de la Información y del Conocimiento AGESIC del Uruguay).

Cómo afrontar el Desarrollo Digital en el Perú

El primer punto es cambiar el círculo vicioso creado por la falta de institucionalidad y de política  a partir de una visión y liderazgo claros.   El reconocimiento del más alto nivel decisor del país de que debemos insertarnos dentro de las Sociedades Avanzadas a través del Desarrollo Digital es clave para romper este círculo.


A partir de este Liderazgo es necesario crear los instrumentos necesarios para poner en marcha la transformación:
  • Política Digital
  • Arreglo Institucional
  • Plan Digital Perú

La Política Digital implica definir el conjunto de acciones estratégicas que deberán desarrollarse en el marco de insertar a las TIC en todos los estamentos de la sociedad. La gran característica de la Política TIC es que es transversal a todos los sectores y que es el sostén del desarrollo de los mismos. Dentro de esta política se incluye, por ejemplo:
  • Acceso y Asequibilidad de la infraestructura (redes, dispositivos y servicios)
  • Alfabetización Digital de los Ciudadanos para el uso de las TIC
  • Apoyo a las MIPYME para uso de las TIC
  • Desarrollo de la Industria TIC
  • Gobierno Digital
  • Derechos de los ciudadanos en Internet, entre otros     

Pero además soporta a los demás sectores, como por ejemplo:
  • Política Digital para Educación
  • Política Digital en Salud
  • Incremento de la Formalidad y Productividad a través del Uso y apropiación de las TIC
  • Mejora de los servicios básicos (agua, luz, etc.)
  • Seguridad Ciudadana con soporte digital, etc.

El Arreglo Institucional implica definir la organización y las reglas que permitan que la política pueda desplegarse. En este caso deberán cubrirse los siguientes aspectos:
  • Estratégico, de definición y coordinación de políticas con otros sectores
  • Implementación de las Políticas y Planes de Desarrollo Digital
  • Operación de los Servicios
  • Financiamiento del desarrollo digital

En principio se presentan tres áreas funcionales que deberán enfrentarse en el arreglo:
  • Infraestructura de TIC. Para el despliegue de la infraestructura (por ejemplo de Telecomunicaciones)       
  • Desarrollo de la Economía Digital. Para que las TIC efectivamente penetren los procesos productivos y sociales.
  • Gobierno Digital. Para la transformación del propio Estado. 

Existen varias opciones para el desarrollo del arreglo institucional que pueden conjugar estos requerimientos además que pueden implantarse progresivamente. Desde un Viceministerio TIC, hacia una Agencia Digital o incluso un Ministerio de las TIC.

Modelo de Arreglo Institucional (Fuente: CNC y elaboración propia)
Finalmente el desarrollo digital deberá contar con un Plan Digital Perú que establezca los objetivos, entregables, responsables y recursos para ejecutar las diversas acciones necesarias (como referencia podemos nombrar al Plan Vive Digital de Colombia[4]). 

Conclusión

Si realmente queremos alinear el desarrollo del país hacia el futuro será necesario definir una Política de Desarrollo Digital e implantar una Institucionalidad mínima.  Si bien, puede no parecer urgente de acuerdo a la visión de los problemas nacionales su importancia es tal que no definirla y ejecutarla nos haría asumir muy altos riesgos de cara a este futuro que deseamos todos.

La definición e implementación de esta política e institucionalidad  no debería ser ya un tema de discusión: Los argumentos que abonan por su desarrollo son amplios tanto desde puntos de vista económicos como sociales o desde la perspectiva de expertos o profesionales.  Por otro lado los representantes de la sociedad civil la reclaman insistentemente.

Es  necesario que en los sectores políticos y decisores se entienda claramente que éste no es un tema de infraestructura o tecnología sino que se trata de enrumbar el país hacia el desarrollo con las demandas del siglo XXI.







[1] Ver Estudio CNC Impacto del Arreglo Institucional TIC en Perú, R Katz, CNC
[3] Si bien se tiene la Agenda Digital peruana del 2011, se considera que esta no se convirtió en una Política de Estado. 
[4] http://www.mintic.gov.co/portal/604/articles-5193_recurso_2.pdf 


miércoles, 10 de agosto de 2016

Qué nos dice el descenso del Perú en el Índice de Desarrollo del Gobierno Electrónico EGDI de la ONU

El 29 de Julio del presente la Oficina de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas liberó la Encuesta de Gobierno Electrónico 2016[1], que muestra el progreso de las naciones en la promoción del Gobierno Electrónico con un énfasis, en esta ocasión, en  su potencial para soportar el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030. El reporte señala al Reino Unido seguido de Australia y la República de Korea como los líderes dentro de los 193 países del mundo. El Perú en esta encuesta ocupa el puesto 81 habiendo descendido 9 posiciones en relación al reporte del 2014 y 28 posiciones en relación al primer reporte del año 2003.
Si bien los resultados de los índices internacionales deben tomarse en su contexto y contrarrestarse con la realidad dentro de cada país, nos proporcionan una gran fuente de información para lo que debería ser un proceso de concienciación y de toma de decisiones por las organizaciones responsables. Esta encuesta de las Naciones Unidas creo que es muy consistente en su propósito y respecto por lo menos a nuestro país, bastante acertada. Establece un tema que es además crucial: El Gobierno Electrónico (o su evolución hacia el Gobierno Digital) es un instrumento clave e imprescindible del desarrollo.
La encuesta define dos índices. El primero es el Índice de Desarrollo del Gobierno Electrónico (E-Government Development Index, EGDI) que mide el progreso del desarrollo del Gobierno Electrónico en los países. Este índice es el promedio ponderado de los valores normalizados de tres dimensiones: el alcance y calidad de los Servicios En Línea (Online Service Index, OSI), el avance en la implementación de la infraestructura de telecomunicaciones (Telecommunication Infrastructure Index, TII), y el Capital Humano inherente (Human Capital Index, HCI). El segundo es el Índice de Participación Electrónica (E-Participation Index, EPI) que mide la participación de los ciudadanos en los asuntos del estado a través de medios electrónicos e incluye: “e-information” – provisión de información en Internet, “e-consultation” – organización de consultas públicas en línea y “e-decision-making” – involucramiento directo de los ciudadanos en los procesos de decisión del Estado. En este caso me voy a concentrar en el primero de los índices, el EGDI.
El primer aspecto a considerar es la evolución del Perú en la encuesta. Considerando que esta se toma desde el 2003 ya podemos establecer ciertas consideraciones no sólo a los valores actuales sino también respecto a las tendencias y además hacerlo en comparación con los países que más cercanos están a nuestro desarrollo como son los de la Alianza del Pacífico y nuestro vecino Ecuador. Si examinamos el cuadro de evolución del ranking del EGDI (figura 1) observamos que todos los países mencionados excepto Ecuador tienen una cierta tendencia a la baja. Si bien México ha subido en la encuesta aún no recupera la posición del 2012 y Colombia no ha podido mantener su posición 31 del 2010. El caso de Ecuador es bastante meritorio puesto que en cuatro años ha subido 28 posiciones.  En el caso de Perú, descendemos 9 posiciones respecto al 2014 pero 28 respecto al 2003. Es nuestro caso es preciso notar tres aspectos: una clara tendencia a la baja, una distancia importante con respecto a los países de la Alianza del Pacífico y que Ecuador por primera vez nos ha superado en este ranking.
Figura 1
No es sorprendente que los países latinoamericanos en general estén descendiendo. Si bien hay países en la región con un fuerte acento digital, sus esfuerzos son aún limitados frente al desarrollo de políticas digitales de los países de otras regiones. Es decir, los países latinoamericanos avanzan, pero no al ritmo necesario. Este resultado puede aclararse si comparamos esta vez los valores del índice y no las posiciones (figura 2). Salvo Ecuador y Colombia los países en el gráfico parecen haberse mantenido dentro de sus valores. El caso del Perú es claro en mi opinión, simplemente su avance es muy poco en relación a lo necesario para siquiera mantenerse en su posición lo que equivale en realidad a un proceso de estancamiento y retroceso. Si bien tenemos servicios importantes (como la facturación electrónica) la Encuesta toma en cuenta la integridad de las políticas y no sólo los servicios individuales.
Figura 2
Para ahondar un poco más en los factores que están determinando nuestra posición en este reporte podemos analizar los subíndices comparados contra la encuesta anterior del 2014 (tabla 1).   Si bien llama la atención el bajo valor de las suscripciones de banda ancha inalámbrica (dato que merecería una revisión dada las diferencias que existen entre países en la definición de banda ancha), lo más relevante y además lo que podría cambiarse rápidamente es lo referente a los servicios en línea (por un lado, la infraestructura tarda en implantarse y por otro, los cambios en capital humano son igualmente de mayor plazo). En el cuadro se observa el poco desarrollo que se ha tenido en estos servicios respecto al reporte del 2014 (además un examen de reportes anteriores indica un pobre avance a través de los años). Siendo evidente la importancia de contar con servicios transaccionales y servicios integrados, los valores indicados nos confirman el bajo grado de evolución de nuestros servicios electrónicos.

Tabla 1


Para contrastar estos valores del OSI con la información del país podemos ir al Portal de Servicios al Ciudadano y Empresas - PSCEM[2] administrado por la Oficina Nacional de Gobierno Electrónico e Informática - ONGEI y revisar el Catálogo de Servicios En Línea. Encontraremos alrededor de 60 servicios declarados por las propias entidades como transaccionales, aunque muchos de ellos realmente no deberían estar en esta categoría (por ejemplo, el libro de reclamaciones). Además, habría que indicar que la mayoría de estos servicios no cubren el ciclo completo del servicio en línea teniendo de alguna forma un componente presencial (por ejemplo, para el pago; que en muchos casos se tiene que hacer en la ventanilla del Banco de la Nación) con lo que podríamos indicar que no son servicios plenamente transaccionales.
Mi conclusión respecto al informe es que refleja la situación del Perú.  Como país de nivel de ingreso medio superior nos encontramos rezagados en la adopción del Gobierno Electrónico respecto a los países de nuestro mismo nivel. La situación, sin embargo, es aún más grave. El informe confirma una tendencia al estancamiento que se correlaciona con la apreciación del poco interés que a este tema le ha dado el Estado en las diferentes administraciones. Al momento, por ejemplo, no contamos con una estrategia definida de Gobierno Electrónico y mucho menos con un Plan de Desarrollo. De seguir la situación y considerando los ciclos de la encuesta sólo podríamos predecir (al margen de las correcciones en los datos de infraestructura) que seguiremos descendiendo, a menos que, con un compromiso decidido del Estado peruano se asuma el reto que el propio informe de la OCDE sobre Gobernanza del Perú indica de: “Poner al Gobierno Digital al centro de la reforma del sector público”.










domingo, 24 de julio de 2016

El Gobierno Digital y el informe Perú de la OCDE


En junio del presente la Presidencia del Consejo de Ministros del Perú PCM liberó el Estudio de Gobernanza Pública del Perú[1], elaborado por el grupo de trabajo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) dentro del contexto del Programa País dirigido a establecer las condiciones que permitan al Perú integrarse a dicha organización. El informe está orientado a evaluar las capacidades actuales y los posibles cursos de acción relacionados a que el Perú logre establecer sus objetivos para la reforma de la administración pública. Entre los varios aspectos que lo conforman (Centro de Gobierno, Planeamiento y Monitoreo, Descentralización, Servicio Civil y Gobierno Abierto) se encuentra el de Gobierno Digital.

El informe le dedica el capítulo 6: Integrando el Gobierno Digital dentro de la Modernización del
Sector Público (pag.209), donde evalúa el estado actual de las políticas digitales del Estado y establece las principales recomendaciones basadas en esta evaluación y en la visión de la OCDE del Gobierno Digital. En los temas de evaluación encuentro algunas imprecisiones o vacíos que felizmente no llegan a invalidar las recomendaciones que considero totalmente pertinentes. Por ejemplo, el reporte menciona que “El gobierno peruano ha creado una visión estratégica común para el desarrollo de la Sociedad de la Información: La Agenda Digital Perú 2.0, adoptada en el 2011”, cuando es obvio para la mayor parte de las personas involucradas en el tema digital peruano que dicho documento no ha tenido la relevancia requerida en las políticas de Estado incluso luego de convocada, recién a finales del 2015, la Comisión Multisectorial encargada de su seguimiento y evaluación CODESI.

Un hallazgo importante sustentado en la apreciación de los autores (563 pág. 209) apunta a establecer que el Estado peruano posiciona al Gobierno Digital desde una perspectiva tecnológica y considera su desarrollo como un asunto TIC (es decir de tecnología). Tengo que indicar que de lo observado desde mi trabajo actual concuerdo plenamente con dicho hallazgo. El Estado en general le ha dado a las TIC un rol principalmente de soporte tecnológico y no el de agente de transformación de sus servicios y procesos, y a pesar de importantes logros (por ejemplo, facturación electrónica) aún el despliegue de los servicios electrónicos es notoriamente insuficiente.

El informe establece que se debe considerar la evolución del concepto de gobierno electrónico hacia el gobierno digital el cual la OCDE define como (traducción propia)[2]: “el uso de las tecnologías digitales, como una parte integrada de las estrategias de modernización del gobierno, para crear valor público. Se basa en un ecosistema de Gobierno Digital compuesto de actores del gobierno, organizaciones no gubernamentales, empresas, asociaciones civiles e individuos que soportan la producción y acceso a los datos, servicios y contenidos a través de interacciones con el gobierno”.

Definido el Gobierno Digital y realizada la evaluación de la situación actual, lo más importante del informe son las recomendaciones. En este artículo las voy a enumerar brevemente teniendo material para ampliar algunos aspectos en siguientes entregas. Las recomendaciones se resumen en las siguientes (nuevamente traducción propia):

·           Poner al Gobierno Digital al centro de la reforma del sector público

o    Adoptar un concepto más amplio de Gobierno Digital que el de Gobierno Electrónico. Se refiere a integrar al Gobierno Digital como una herramienta o habilitador estratégico clave de su reforma pública.

o    Comprometerse regular y estratégicamente con los “stakeholders” relevantes y todos los niveles de gobierno, bajo el propósito de incluir sus requerimientos en el desarrollo de la estrategia y servicios digitales.

o    Introducir una visión en la estrategia basada en un “consenso de largo plazo” de todos los interesados relevantes y soportada por un pan de acción coherente a través de los sectores y niveles de gobierno.

·           Asegurar el liderazgo para una más robusta gobernanza, gestión y planeamiento   

o   Revisar el marco de gobernanza buscando compromiso y soporte de alto nivel a la estrategia digital creando un marco institucional con una posición senior de alto nivel formalmente responsable.

o   Construir una estructura organizacional y financiera para el Gobierno Digital para incorporar la estrategia digital dentro de los correspondientes planes multianuales y de modernización. Además, definir e implementar un marco robusto de evaluación y medición con resultados de mediano y largo plazo y con sus respectivas metas e indicadores.

o   Identificar mecanismos de financiación para asegurar las inversiones adecuadas.

o   Adquirir las tecnologías digitales basado en evaluaciones de los activos existentes y acuerdos entre agencias.

·           Llevar a cabo la digitalización usando un enfoque coherente e integrado a través del país. 

o   Alejarse de los desarrollos y proyectos aislados y crear una masa crítica de buenas prácticas para compartir, promover y soportar el escalamiento de iniciativas exitosas.

o   Tomar ventaja de las TIC para fortalecer el compromiso y la interacción pública (en línea con el Gobierno Abierto).

o   Conducir el cambio hacia los servicios transaccionales a través de una gestión proactiva de canales.

o   Identificar áreas prioritarias transversales clave para todo el sector público sobre los cuales focalizar esfuerzos e inversiones.

o   Soportar la implementación de cambios legales y hacer uso efectivo de habilitadores horizontales (por ejemplo, interoperabilidad).

·           Allanar el camino para un sector público impulsado por los datos (data-driven)

o   Desarrollar y asegurar el compromiso del liderazgo político para implementar la estrategia hacia el cambio a una cultura impulsada por datos en el sector público y promover los Datos Abiertos en el Gobierno.

o   Planificar y ejecutar un marco de Datos Abiertos.

o   Permitir y promover la producción, uso y reutilización de los datos entre el gobierno y actores no gubernamentales.

Si bien estas recomendaciones pueden parecer generales (aunque el informe las precisa un poco más) configuran importantes líneas de acción que deberían considerarse en el desarrollo de la Política Digital del Estado y específicamente en el capítulo de Gobierno Digital como eje de la modernización del Estado.

El enfoque de las recomendaciones me queda claro. En primer lugar, está el aspecto político en la forma como se debe conducir la reforma del sector público y en la necesidad de establecer una visión compartida y multiestamentaria. A continuación, se precisa la necesidad de establecer un fuerte liderazgo que implemente una gobernanza y un sistema de gestión capaz de desarrollar los objetivos de la reforma. Lo siguiente ronda más con aspectos de implementación imprescindibles para obtener resultados mostrables y demostrables. El último se enfoca en el componente de los datos como base para el funcionamiento del Estado haciendo el enlace con el Gobierno Abierto (al cual le dedica un capítulo en el informe).

Considero que la primera recomendación es la más importante y en nuestro caso además es la más disruptiva dado que implica un cambio de paradigma sobre la forma como se ha concebido la reforma del sector público. Considerando el estado actual de desarrollo de los países y de la tecnología, y no importando el nivel de desarrollo actual de nuestro país, el “poner al Gobierno Digital en el centro de la reforma del sector público” es el primer cambio de política imprescindible para una efectiva modernización, y moderno significa actual, del Estado.



[1] Public Gobernance Review of Perú, GOV/PGC(2016)13/ANN http://sgp.pcm.gob.pe/wp-content/uploads/2016/06/PGRPeru_OLIS.pdf