domingo, 14 de marzo de 2021

El Sistema Nacional de Transformación Digital, ¿a la altura del reto?

 

La creación mediante el Decreto de Urgencia 006-2020 de enero del 2020 del Sistema Nacional de Transformación Digital como un sistema funcional del Estado es considerado por muchos como un avance en el desarrollo digital de la sociedad peruana. Sin embargo, al examinarlo en el marco de las buenas prácticas institucionales aplicables al tema digital, tanto el contenido del dispositivo como la naturaleza de este sistema presentan importantes limitantes que me llevan a cuestionar su pertinencia y aplicabilidad para liderar un proceso tan complejo como el de la transformación digital del país. Mi conclusión es que este sistema no está a la altura que el reto de transformación nos impone y por el contrario puede en sí mismo limitar el desarrollo digital del Perú.

Entender la “Transformación Digital”

Hay que considerar que este término tiene muchas definiciones y genera mucha confusión sobre su alcance y naturaleza, principalmente porque depende del contexto en el cual se aplica, por ejemplo, si estamos hablando de la sociedad en general o de una organización en particular. La transformación digital de las sociedades es el cambio generado en sus procesos económicos, sociales, culturales y políticos, mientras que a nivel de organizaciones se refiere más al cambio de sus modelos de negocio que les permiten entregar valor en un mercado o sector específico.

La definición usada en la norma se acerca más al concepto organizacional de la transformación pensando supongo más en el cambio del propio Estado. Mi opinión en este punto es que el concepto de “transformación digital” no ha sido entendido cabalmente para la emisión de la norma que comentamos especialmente porque no ha existido el necesario debate para consensuarlo.

Institucionalidad Digital de Paises seleccionados


Un Sistema Funcional para conducir la “Transformación Digital” del país

De acuerdo con la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo LOPE[1],  los sistemas funcionales son entes de gestión del Estado para tratar temas transversales al mismo y mediante estos se pretende dar dinamismo y ser la base para el desarrollo de políticas públicas transversales. El Estado tiene múltiples sistemas funcionales, por ejemplo, el Sistema Nacional de Gestión Ambiental (Ley 28245), con ente rector el Consejo Nacional del Ambiente, o el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, con ente rector el CONCYTEC (Ley 28303). Los sistemas funcionales no son entidades orgánicas ni tienen recursos asignados.

Al margen de las diferencias entre los diversos sistemas surge la pregunta: ¿Para conducir el proceso de transformación digital del país es apropiado y suficiente un sistema funcional?

Los estudios realizados por el Consejo Nacional de la Competitividad CNC en el año 2014-2015[2] indican claramente que no.  La recomendación de los estudios fue la creación de un ente de coordinación central en la forma de un ministerio, lo cual implica dentro del funcionamiento del Estado el establecer un “sector” propio con el mismo nivel que los otros sectores (Ministerios). Se indicaba la creación de una Agencia (entidad especializada) como como paso intermedio ante la probable dificultad política de crear un ministerio.

Al ser los sistemas funcionales sólo entes de coordinación no tienen las herramientas y recursos que tienen los sectores. Por ejemplo, el Ministerio del Ambiente puede definir sus políticas sectoriales y los planes de implantación de estas políticas y utilizar el Sistema Nacional de Gestión Ambiental para la coordinación intersectorial.

En ese caso tener un “sector” dentro del Estado permite sostener adecuadamente las acciones de implementación de las políticas públicas, algo que queda limitado dentro de sólo un sistema funcional. Por ejemplo, sólo el tema de la Economía Digital puede exceder ampliamente lo que un sistema funcional puede desarrollar, donde se requieren instrumentos institucionales de mayor nivel.

Complementariamente, el Sistema Nacional de Transformación Digital reemplaza al Sistema Nacional de Informática, creado en1990[3], el cual no pudo funcionar mínimamente durante toda su vigencia< Ni la norma mencionada ni la estructura del Estado nos dan indicios que la situación sería diferente en este caso.

Sobre el ámbito de aplicación de la norma

El ámbito de aplicación de esta norma[4] es demasiado amplio para la gestión de un sistema funcional y da pie al surgimiento de dos riesgos principales. El primero es de superposición, no queda claro el límite de competencias con otras entidades como el Ministerio de Transportes y Comunicaciones o el Ministerio de la Producción que tienen atribuciones en el desarrollo digital (y que además son sectores). El segundo es de sobrerregulación, se podrían establecer regulaciones a la sociedad civil y al sector privado sin el contrapeso correspondiente, sin los niveles de decisión necesarios o sin la participación real de los actores.

Regular al ecosistema digital (en permanente desarrollo) es una actividad muy delicada, dado los diversos aspectos que implica (tanto económicos como sociales y políticos) y requiere un conocimiento muy amplio y abierto del tema, además del concurso de diversos estamentos, algo que esta norma no promueve.   

Sobre el Ente Rector

A diferencia de otros sistemas funcionales con entes rectores de primer nivel, la norma establece como rector de este sistema a la Secretaría de Gobierno Digital SEGDI, una oficina de segundo nivel que reporta a la Secretaría General de la Presidencia del Consejo de Ministros PCM[5], con una evidente debilidad institucional y que además no constituye un “sector”.

Esta oficina ya era el ente rector del Sistema Nacional de Informática sobre el cual no ha podido mostrar avances relevantes y dado que la presente ley no trae aparejado un proceso de fortalecimiento institucional que supere sus debilidades no se podría esperar un resultado diferente al obtenido en el sistema precedente.

Complementariamente la norma introduce un gran riesgo, cuando indica que la SEGDI puede: “Emitir opinión vinculante sobre el alcance, interpretación e integración de normas que regulan la materia de transformación digital”. En un ambiente tan controvertido y cambiante como es el digital no se puede depender de la opinión de una sola entidad (o de algunos funcionarios) para el accionar del ámbito público y menos aún del privado.

Conclusiones

Al no estar establecida sobre un proceso de discusión y consenso adecuado el dispositivo cuenta con omisiones conceptuales serias y con excesos probables sobre su aplicabilidad.

La forma institucional usada para impulsar el desarrollo digital es inadecuada, un Sistema Funcional presenta serias limitaciones para ser efectivo a un problema tan complejo como es el desarrollo digital del país.

El Ente rector no está en el nivel adecuado de organización y de capacidades para asumir un reto de esta naturaleza, y pone en serio riesgo que decisiones tan importantes para el desarrollo del país sean tomadas por funcionarios sin el nivel adecuado.

El problema mayor, sin embargo, está en la sola emisión de la norma. Al presentarla, sustituye y en consecuencia bloquea la discusión sobre la necesidad de contar con un arreglo institucional mayor y sobre el rol trascendente que tiene la digitalización sobre la sociedad peruana. De esta forma, para los decisores el problema digital está resuelto y los siguientes pasos son sólo instrumentales.  

Pero el desarrollo digital no está resuelto, ni mucho menos. Mientras no contemos con la conciencia digital adecuada a nivel de los más altos decisores, con un marco normativo adecuado (Ley de Impulso a la Transformación Digital), con una institucionalidad acorde con el reto (Agencia o Ministerio)) y con los recursos financieros y humanos adecuados, no seremos capaces de impulsar el desarrollo digital del país, como está ampliamente demostrado[6], y nos iremos retrasando cada vez más.

En consecuencia, si evaluamos esta norma como un mecanismo que realmente sirva para impulsar la Transformación Digital considerando además que ha transcurrido más de un año desde su creación, tendré que llegar a la conclusión que al desviarnos del enfoque correcto nos ralentizará aún más en el desarrollo digital[7]  haciéndonos retroceder respecto a los demás países y en consecuencia afectando el progreso del país en general.


[1] Ley Orgánica del Poder Ejecutivo LEY Nº 29158, [1]: “Los Sistemas Funcionales tienen por finalidad asegurar el cumplimiento de políticas públicas que requieren la participación de todas o varias entidades del Estado. El Poder Ejecutivo es responsable de reglamentar y operar los Sistemas Funcionales. Las normas del Sistema establecen las atribuciones del Ente Rector del Sistema”.

[2] “Elaboración de una Propuesta de Fortalecimiento de la Gestión de las Tecnologías de Información y Comunicaciones (TIC) que impulse el Desarrollo de las TIC en el Perú” y “Elaboración de un estudio de evaluación de impacto de la implantación de un arreglo institucional que impulse el desarrollo de las TIC en el Perú.”, CNC

[3] Creado en el Decreto Legislativo Nro. 604 del 30 de abril de 1990.

[4] En el artículo 6 la norma indica: “Los principios, normas y procedimientos que rigen la materia de Transformación Digital son aplicables a las entidades establecidas en el artículo I del Título Preliminar del Texto Único Ordenado de la Ley N° 27444, … y, a las organizaciones de la sociedad civil, ciudadanos, empresas y academia en lo que corresponda”.

[5] Podría indicarse que el ente rector es la PCM, pero la ley indica expresamente que es a través de la SEGDI

[6] Podemos revisar los estudios del CNC o ver la experiencia de nuestros vecinos, donde destacan los casos colombiano y uruguayo.

[7] Ver reporte: “Digital Planet 2017 - How Competitiveness and Trust in Digital Economies Vary Across The World”, Bhaskar Chakravorti and Ravi Shankar Chaturvedi de “The Fletcher School, Tufts University” 

domingo, 5 de enero de 2020

El DNI Electrónico, las lecciones que nos deja


El lanzamiento de la aplicación de identidad digital para dispositivos móviles (Smartphones)[1] por parte del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil RENIEC marca un cambio positivo e importante en el proyecto del Documento Nacional de Identidad Electrónico (DNIe) propugnado por esta institución como base para la identificación digital ciudadana. Al respecto, es importante anotar los diversos problemas que este proyecto ha presentado a lo largo de su desarrollo sobre los cuales puedo proponer algunas recomendaciones para mejorar el funcionamiento del ecosistema de identidad digital en el Perú.
Fig. 1 El Documento Nacional de Identidad Electrónico (https://dnielectronico.pe/)

El DNIe
En mayo del 2013, el RENIEC inició la emisión del DNIe con el propósito de reemplazar el documento DNI existente proporcionándole al mismo la capacidad de almacenamiento y procesamiento basado en una tecnología de tarjeta inteligente (Smart Card)[2], cuyo Circuito Integrado (chip) contenía la información básica para la identificación ciudadana[3]. Sin embargo, el DNIe no era solamente una mejora tecnológica del DNI anterior, sino que además pretendía ser la base de un sistema de identidad digital para el ciudadano y el instrumento principal para el desarrollo de servicios digitales[4].

La propuesta se dirigía a proporcionar a los servicios digitales de un mecanismo de autenticación digital mediante el uso de un Certificado Digital[5] para autenticación y de un mecanismo de firma digital (equivalente a la firma autógrafa) con base en un Certificado Digital para firma, ambos certificados digitales incluidos en la tarjeta inteligente. El proyecto tenía una gran similitud con el proyecto español de DNIe y era parecido a otras experiencias de identidad digital (como por ejemplo la de Estonia o Corea del Sur). 
    
Al momento, podemos considerar que el despliegue del DNIe no ha cumplido sus expectativas. A finales del 2018 el número de DNIe emitidos era un poco más de 850,000[6] y existen muy pocos servicios digitales que lo usan[7]. Además, por problemas de provisión, se detuvo temporalmente la emisión de nuevos DNIe[8]. Al momento dos últimas noticias se pueden destacar: la adquisición de más de 6 millones de tarjetas para el DNIe[9] con la opción de lectura inalámbrica[10] y el lanzamiento de una aplicación (APP) para smartphones dentro de los cuales se instalarían los certificados digitales mencionados, teniendo la misma funcionalidad de identidad digital que el DNIe.

Los problemas relacionados a su uso y despliegue surgieron desde el inicio y revelaron las limitaciones existentes en el Estado peruano para el manejo de proyectos tecnológicos complejos, especialmente aquellos que involucran transversalmente a toda nuestra sociedad. Mencionaré algunos de los problemas más resaltantes.

La complejidad de su despliegue
Todo elemento tecnológico lleva inherente una complejidad propia relacionada con su despliegue y posterior operación. Es bastante frecuente que esta complejidad sea minimizada sea por la presión de la salida al mercado o por falta de planificación. En el caso del DNIe, su emisión con todas las características indicadas es de por si un proceso complejo que requiere infraestructura especial y garantizar su integridad mediante el cumplimiento de una serie de condiciones técnicas, físicas y de procesos. Además, estas condiciones deben ser acreditadas para su validez con base a la normatividad establecida en la Infraestructura Oficial de Firma Electrónica IOFE[11] creada por el reglamento de la Ley de Firmas y Certificados Digitales.

Estas condiciones inicialmente solo fueron cumplidas en algunos locales del RENIEC en Lima y el acondicionamiento de los demás locales recién se inicia en el año 2016.[12]

La complejidad de su uso
Otro de los aspectos que se soslaya al desplegar mecanismos tecnológicos es la claridad sobre quién y cómo lo va a usar, aspecto crucial para su despliegue. El DNIe requiere para su uso de un dispositivo lector adicional, que debe ser instalado y configurado en el computador desde el cual se va a acceder a los servicios. Una revisión a las páginas de Identificación digital de Estonia[13], nos puede dar idea de esta complejidad, en donde por ejemplo los usuarios deben actualizar el software cada cierto tiempo.

En este aspecto, se me hace muy difícil concebir a un ciudadano promedio peruano adquiriendo un lector de tarjetas, configurándolo en su PC y estando al tanto de como las actualizaciones a su software base pueden afectar el uso de su DNIe.    

En el caso de España incluso se regalaron los lectores de tarjeta[14], a pesar de lo cual el despliegue no pudo cumplir sus expectativas. Para el caso peruano, se hubiera requerido un programa muy grande de alfabetización y soporte muy difícil de implementar entre nuestros ciudadanos de baja apropiación digital promedio en donde incluso el uso de las PC disminuye relativamente[15]

La gestión de la obsolescencia
Un aspecto clave en el manejo de un proyecto tecnológico es la gestión de la obsolescencia. De no tratarse adecuadamente se corre el riesgo de implementar un “legacy”[16]. Los proyectos de identificación digital usando tarjetas inteligentes se han implantado en diversos países con diversos grados de éxito. En el caso español, el despliegue se inició el año 2006 y realmente no logró cumplir con sus objetivos a pesar de los grandes esfuerzos realizados por su gobierno.[17].

En el Perú con siete años de diferencia lanzamos el DNIe, con un modelo tecnológico similar. A pesar de que la tecnología de tarjetas inteligentes sigue vigente (aunque en sus etapas finales) es claro que, debido a la demora en su lanzamiento y despliegue, el modelo de identidad digital basado en tarjeta inteligente está actualmente en camino a su obsolescencia. Globalmente los distintos países están migrando a modelos basados en smartphones[18]
   
El manejo de las expectativas sobre el uso del DNIe
Las expectativas se enfocaron en establecer que el DNIe era un instrumento indispensable para el desarrollo de servicios digitales porque era el método de autenticación y firma digital más seguro creando la sensación de que era el único que se podía usar. La realidad es que el DNIe con certificados digitales es solo uno de los muchos métodos disponibles y que de acuerdo con el nivel de riesgo implicado en las transacciones se podían usar medios más sencillos de firma electrónica[19], tal como la clave SOL (de usuario y contraseña) que permitió desplegar ampliamente los servicios digitales de la SUNAT, aunque claro sin los niveles de seguridad del DNIe.

El DNIe y los servicios digitales
La utilización del DNIe para la autenticación y firma digital en los servicios digitales requiere que estos servicios implementen los mecanismos tecnológicos y de procesos respectivos para posibilitar su uso, lo que necesariamente requiere una inversión.  Sin embargo, al no existir usuarios con DNIe (dado el limitado despliegue) la inversión no podía justificarse plenamente. Tal situación produce un falso “punto muerto”[20]: no puedo desplegar servicios digitales “seguros” porque el DNIe no está desplegado en mi población objetivo y por otro lado no puedo desplegar adecuadamente el DNIe porque no hay servicios que lo usen.

La salida es simple: Crear servicios digitales con mecanismos que todas las personas pudieran usar (por ejemplo, usuario y contraseña) e introducir progresivamente otros mecanismos, entre ellos el DNIe, mientras los instrumentos y servicios respectivos se despliegan. Afortunadamente, tanto en el gobierno como en la sociedad se plantearon otras opciones. El avance de la SUNAT en sus servicios digitales se explica por el uso de un sistema de autenticación sencillo (clave SOL) y en el caso de los servicios digitales de los bancos, por el uso de mecanismos de autenticación digital de por lo menos dos factores[21] adecuados al riesgo y uso de sus clientes.

La falta de un proyecto de Identidad Digital y de una entidad digital
El despliegue de un elemento tecnológico debe considerar todos los componentes que hacen que este elemento tecnológico pueda ser desplegado y operar; donde los más importantes son justamente los componentes no tecnológicos. Entre ellos podemos contar: la cobertura del despliegue, la preparación de los usuarios para usarlo, los servicios en donde serán usados, el soporte que se dará, entre otros. Todos estos elementos se organizan en un proyecto que es capaz de implementarlos en conjunto y progresivamente para asegurar el éxito de éste. El problema con el DNIe era que fue concebido solo desde su propio punto de vista como reemplazo del DNI anterior, con proyecciones de demanda dfíciles de cumplir,  y no consideraba los demás elementos especialmente el de los servicios que lo iban a usar.

Además, el DNIe como mecanismo usado para la identidad digital debe estar inmerso dentro de un concepto y Sistema de Identidad Digital[22] para poder ser usado efectivamente, el cual actualmente no está convenientemente definido. La definición de este sistema requiere la creación una entidad de alcance nacional que sea capaz de orquestar y regular el ecosistema de identidad digital (dentro del ecosistema digital en general), uniendo a los diferentes actores y promoviendo la creación de servicios tanto públicos como privados que utilicen a su vez los servicios de identidad digital en este ecosistema[24].

Recomendaciones para impulsar la identidad Digital y el DNIe
Con el objetivo de impulsar efectivamente el desarrollo del ecosistema digital, me permito realizar las siguientes recomendaciones:

Impulsar la creación de un Ente Rector Digital con las competencias necesarias para orquestar un Ecosistema de Identidad Digital. Este ente podría ser un Ministerio, pero como paso inmediato puede tener la forma de una Agencia Digital creada como una OTE (Oficina Técnica Especializada) que integre los ejes digitales de Infraestructura, Economía y Gobierno, y sea capaz de interactuar con las diversas entidades del Estado, del sector privado, la Academia y la sociedad civil.[25]

Crear el Proyecto de Identidad Digital peruano (bajo este ente rector), estableciendo las características generales no solo para el Estado sino para todo el ecosistema. Por ejemplo, reconociendo la presencia de varios proveedores de identidad y múltiples mecanismos tecnológicos.[26]

Fortalecer al RENIEC en sus funciones esenciales que son la Identidad Nacional y los Registros Civiles. Esta entidad debe fortificar los mecanismos de verificación de la identidad nacional que le darán la base a los proveedores de identidad digital existentes (aspecto que realiza actualmente, por ejemplo, con los bancos en la verificación de la huella digital).

Establecer un sistema de identidad digital que permita la convivencia de varios mecanismos de autenticación y firma digital que puedan ser asignados en la medida del riesgo de la transacción asociada.[27]

Mantener el DNIe en tarjeta inteligente como una mejora del DNI anterior, pero utilizando certificados digitales sólo a solicitud del usuario.

Darle prioridad a la aplicación de identidad nacional en smartphones como la base de la creación de servicios digitales, enmarcado en el Proyecto de Identidad Digital con la participación de los diferentes involucrados públicos y privados que puedan generar los servicios necesarios para su utilización.

Conclusión
El desarrollo del ecosistema digital debe verse como un esfuerzo conjunto de múltiples actores tanto en el Estado como el sector privado, la academia y la propia sociedad civil. Cualquier entidad del Estado debe entender que no está aislada y que para desplegar servicios tecnológicos es necesario crear previamente los mecanismos institucionales que lo permitan, especialmente si estos servicios atraviesan o impactan a toda nuestra sociedad.   





[2] Tarjeta con circuito integrado (TCI) que permite la ejecución de cierta lógica programada. La usada por el DNIe era una con microprocesador, sistema operativo Java Card, capacidad criptográfica y memoria EEPROM de 144Kb (fuente: RENIEC). 
[3] El DNIe contiene cuatro aplicaciones de software: i) la aplicación de identidad eMRTD ICAO, ii) la aplicación de firma digital PKI, iii) la aplicación de autenticación biométrica por huella dactilar Match-on-Card y iv) una cuarta aplicación de tipo genérico para aplicación futura (fuente: RENIEC).
[4] El desarrollo del proyecto se puede consultar en http://www.reniec.gob.pe/portal/pdf/01_dnie.pdf
[5] Documento electrónico generado y firmado digitalmente por una entidad de certificación, la cual vincula un par de claves con una persona determinada confirmando su identidad. Usa una técnica de criptografía asimétrica.
[6] Según estadísticas de RENIEC el número total al 2018 era de 858,484. https://portales.reniec.gob.pe/web/estadistica/identificada
[9] Licitación LP-SM-7-2018-RENIEC-1 para adquirir 6,689,390 Tarjetas inteligentes adjudicada al Consorcio Indra Smart por S/. 55,860,320 según acta de buena pro del 17 de abril del 2019
[10] De acuerdo con la norma ISO/IEC 18092 NFC, según los documentos de la licitación LP-SM-7-2018-RENIEC-1
[11] Sistema confiable, acreditado, regulado y supervisado por la Autoridad Administrativa Competente, provisto de instrumentos legales y técnicos que permiten generar firmas digitales y proporcionar diversos niveles de seguridad respecto de:  1) La integridad de los documentos electrónicos; 2) La identidad de su autor, lo que es regulado conforme a Ley (reglamento de la Ley 27269 de Firmas y Certificados Digitales, DS 052-2008-PCM)
[12] Actualmente se cuenta con cerca de 58 locales a nivel nacional que están certificados para emitir DNIe (fuente INDECOPI)
[16] Un sistema heredado (o sistema legacy) es un sistema informático (equipos informáticos o aplicaciones) que ha quedado anticuado pero que sigue siendo utilizado por el usuario (generalmente, una organización o empresa) y no se quiere o no se puede reemplazar o actualizar de forma sencilla (fuente: Wikipedia)
[18] Estonia ha desarrollado varios servicios de identificación uno de ellos con dispositivos móviles (Mobiil-ID, https://www.id.ee/index.php?id=36881). En Corea del sur evolucionan permanentemente y actualmente desarrollan sistemas de autenticación biométrica basada en móviles usando en lo interno certificados digitales bajo el estándar de la Alianza FIDO "Fast Identity Online"  (K-FIDO, https://es.slideshare.net/FIDOAlliance/bioauthentication-fido-and-pki-trends-in-korea)
[19] Cualquier símbolo basado en medios electrónicos utilizado o adoptado por una parte con la intención precisa de vincularse o autenticar un documento cumpliendo todas o algunas de las funciones características de una firma manuscrita (Ley 27269 de Firmas y Certificados Digitales).
[20] Se suele entender como “deadlock”
[21] Para una autenticación segura, se menciona que se deben usar métodos que combinen hasta tres factores:  algo que el usuario sabe (por ejemplo, contraseña), algo que el usuario tiene (por ejemplo, token, tarjeta, etc.) y algo propio de él mismo (por ejemplo, huella digital)
[22] Realmente debería mencionarse como Ecosistema de Identidad Digital
[24] Si bien, según el DU Nº 006-2020 que crea el Sistema Nacional de  Transformación Digital esa entidad es la Secretaría de Gobierno Digital SEGDI  de la PCM, queda la duda de cómo esta entidad  podría enfrentar este reto al ser una oficina que reporta a la Secretaría General de la PCM.   
[25] Existe la opción de convertir a la SEGDI en este ente rector digital transformándola en una Agencia Digital con todas las competencias y empoderamiento del caso.    
[26] Las características de este ecosistema las describí en el artículo siguiente: https://consensodigital.blogspot.com/2017/06/la-identidad-y-autenticacion-en-los.html. Si bien existe un nuevo plan de masificación del DNIe, este sigue el mismos enfoque anterior.
[27] Extraoficialmente tengo conocimiento del desarrollo de un sistema de identificación  y autenticación en el Estado con estas características, lo cual sería un buen punto de inicio.

domingo, 3 de noviembre de 2019

El Plan de Trabajo del Gabinete Ministerial y el Sector Digital


El 30 de octubre del 2019 el presidente Martín Vizcarra y el primer ministro Vicente Zeballos expusieron su plan de trabajo y medidas del Gabinete Ministerial para lo que queda del presente gobierno[1]. Entre las diversas acciones enumeradas en esta presentación cabe destacar aquellas que están directamente relacionadas con el desarrollo digital del país y que es necesario comentar enlazándolas con el discurso presidencial del 28 de Julio del 2018 tratado en un artículo previo de este blog[2].
El Presidente y el Primer Ministro presentan el Plan del Gabinete

Sobre lo digital y el desarrollo del país
El primer aspecto para resaltar claramente es el avance respecto a la conciencia del gobierno sobre el impacto de la digitalización en el país. En el plan se menciona: “Hoy el mundo experimenta una revolución digital. Esta revolución está permitiendo a los gobiernos aprovechar el avance de las tecnologías digitales para elevar la competitividad de los países, fomentar la prosperidad económica de sus ciudadanos y reducir posibles hechos de corrupción”.

Es realmente la primera vez que un discurso de un primer ministro menciona el hecho clave de la transformación digital y es importante reconocer firmemente este avance. El cambio digital parte notoriamente de una decisión política y el reconocimiento a este nivel es un primer paso decisivo.

Sin embargo, hay varios aspectos que aún quedan pendientes. Entendiendo que la presentación debe organizarse en los ejes del plan de gobierno no queda claro porqué el tema digital es incluido en el eje de “Lucha contra la Corrupción” y menos aún en un acápite de “Transparencia y Cercanía a la Ciudadanía”. Hubiera sido más apropiado incluirlo como un tema independiente dentro del eje “Crecimiento Económico” o incluso el de “Desarrollo Social”.

Otro aspecto que se desprende del párrafo es que la revolución digital mencionada se enfoca en el plano del gobierno y no en el de toda la sociedad. Si bien puede parecer trivial este concepto es  en realidad fundamental; la revolución digital no es instrumento de los gobiernos, es un cambio económico, social y político al cual los gobiernos deben contribuir desde sus diferentes atribuciones.

Mi interpretación sobre estos dos puntos es que si bien se ha avanzado en la conciencia de que la revolución digital existe aún no se comprende cabalmente su naturaleza e impacto y será necesario ampliar la visión de ésta y su rol en el desarrollo del país.

Sobre la Estrategia de Transformación
El plan de trabajo presenta una estrategia de transformación con 4 ámbitos de trabajo: la economía digital (Ministerio de la Producción PRODUCE), la educación digital (Ministerio de Educación MINEDU), la conectividad digital (Ministerio de Transportes y Comunicaciones MTC) y el gobierno digital (Presidencia del Consejo de Ministros PCM); y además menciona la creación futura de un Sistema Nacional de Transformación Digital.

Para entender las estrategias de transformación de los países podemos remitirnos al Informe de fortalecimiento Institucional de las Tecnologías de Información y Comunicaciones (TIC) encargado por el Consejo Nacional de la Competitividad CNC el año 2014[3].  Este estudio elaboró una propuesta de arreglo institucional basado en el diagnóstico de la situación en el Perú y la comparación de casos internacionales en varias dimensiones. La propuesta fue claramente la de implantar un modelo centralizado basado en una entidad con alto empoderamiento, en principio un Ministerio de las TIC (como el caso colombiano) o alternativamente una Agencia (como el caso uruguayo), con muchas ventajas sobre un modelo descentralizado como el propuesto por el Plan de Trabajo del Gobierno.

Ante un Estado con una baja capacidad de coordinación, la descentralización de las responsabilidades del desarrollo digital en cuatro entidades (echando en falta algunas otras, como el Ministerio de Vivienda) lo dispersa y ralentiza, haciéndole perder efectividad. Además, esas propias entidades aún tienen muchos aspectos pendientes en sus propias competencias que deben resolver. Por ejemplo, PRODUCE aún debe revisar su política de innovación y de diversificación productiva, así como entender cómo articularlas con el desarrollo digital; por otro lado, el MTC aún no resuelve el tema de la Red Dorsal Nacional de Fibra Óptica, básico para el desarrollo digital.

La creación del denominado Sistema Nacional de Transformación Digital no mejoraría sustancialmente las cosas. Si bien los Sistemas Funcionales son indicados en la LOPE[4] como un mecanismo para asegurar el cumplimiento de políticas públicas que requieren la participación de todas o varias entidades del Estado, no tienen en la práctica la fortaleza necesaria para una articulación efectiva. Por ejemplo, el Sistema Nacional de Informática, cuyo ente rector es la Secretaría de Gobierno Digital SEGDI de la PCM, existe desde el año 1990[5] y aún requiere consolidarse.

En este aspecto la propuesta de una entidad (Ministerio o Agencia) que centralice la política de desarrollo digital en el Perú convirtiéndose en un ente rector empoderado es largamente la más conveniente.  

Sobre Otros aspectos
El Plan de Trabajo menciona otros aspectos puntuales, como son: desarrollo de infraestructura de telecomunicaciones y plataformas digitales para incrementar la cobertura de servicios financieros, la implementación y equipamiento de 9 Centros de Innovación Productiva y Transferencia Tecnológica CITE, la rendición de cuentas a través de medios digitales, la Plataforma Digital Única GEOPERÚ, la Plataforma Digital PARTICIPA PERÚ, un espacio virtual o nube pública para las Municipalidades con menores recursos económicos y 11 MAC Express[6].

Todos estos son aspectos positivos que deben ser saludados, sin embargo, queda la sensación de aún ser insuficientes y la duda de si el componente digital está adecuadamente considerado. Por ejemplo, en el caso de los CITE si realmente se convertirán en instrumentos de transferencia tecnológica digital. Lo que está claro es que no obedecen a una política general y son más bien esfuerzos sectoriales.

Un tema ausente importante y básico es el despliegue de la infraestructura y servicios de comunicaciones especialmente en el caso de la Red Dorsal Nacional de Fibra Óptica y los 21 proyectos regionales de redes de alta velocidad, actualmente con problemas de diverso tipo. Es necesario establecer una política efectiva de “Internet para Todos” para poder  desplegar adecuadamente el desarrollo digital.

Conclusión
Aún estamos en deuda con el desarrollo de una Política Digital de Gobierno dirigida hacia el desarrollo del país.

Aún no hay en el Estado Peruano algo que pueda denominarse Sector Digital, la estrategia mencionada en el plan más bien consagra la dispersión del sector.

La Alta Dirección del Gobierno ha presentado un avance importante en el nivel de conciencia de la revolución digital. Sin embargo, queda pendiente la comprensión cabal de su naturaleza y del impacto sobre el desarrollo del país.

En temas digitales estamos avanzando. Sin embargo, revisando la experiencia de los países de la región notamos que en forma relativa estamos retrocediendo, y es necesario acelerar en políticas, institucionalidad y proyectos.

A estas alturas y dadas las condiciones políticas, el Gobierno debería crear una Agencia Digital (se entiende que crear un Ministerio no es políticamente viable) y desarrollar una Política Digital Transversal, así como los mecanismos para su implantación. La creación de esta institucionalidad, que puede demorar hasta dos años, sería un salto cualitativo de gran ayuda para los siguientes gobiernos y para el desarrollo del país.



[3] R. Katz/C. Huamán, Elaboración de una Propuesta de Fortalecimiento de la Gestión de las Tecnologías de Información y Comunicaciones (TIC) que impulse el Desarrollo de las TIC en el Perú, CNC, 2014
[4] Ley Orgánica del Poder Ejecutivo 
[5] Decreto Legislativo Nº 604 Ley de Organización y Funciones del Instituto Nacional de Estadística e Informática
[6] Centros de atención a los ciudadanos que reúnen a varias entidades.