(Artículo publicado en la revista Stakeholder)
La digitalización
es el proceso donde la interrelación entre la población, sea esta social,
económica o política, se realiza cada vez más a través de una tecnología
digital, como es el caso de Internet. Este proceso en expansión y
profundización afecta a toda la sociedad en mayor o menor medida y puede llegar
a definir, dependiendo de cómo lo asuma cada país, su desarrollo futuro.
En este sentido, la transformación
digital, que es la forma mediante la cual una organización se adapta a este
proceso, es clave para que el empresariado y cada Estado puedan sumarse a esta corriente
de desarrollo o quedarse a la zaga en el mercado y el progreso mundial
Fig. 1 Es urgente un proceso de transformación digital para superar nuestro lento progreso digital que nos pone en desventaja con respecto al resto de América Latina y el mundo |
La digitalización
La
tecnología digital ha evolucionado aceleradamente en poco tiempo, cambiando desde
la forma cómo una persona (y también una máquina) intercambia información hasta
una simple actividad cotidiana como la forma de pago en una tienda. En Suecia el
pago electrónico está desplazando al pago con dinero en efectivo: por una
persona que paga con papel moneda, hay cinco que lo hacen por vía electrónica.
La
confluencia de una amplia variedad de tecnología digital (inteligencia artificial,
big data, computación en la nube, internet
de las cosas, fabricación aditiva, robótica, social media, tecnología 5G y blockchain)
ha conducido a la humanidad a un punto de inflexión que la historia ha decidido
llamar la Cuarta Revolución Industrial.
La adaptación tecnológica
del Perú
El
Perú no ha sido exitoso en su inserción a cada ola de cambio tecnológico que se
ha producido en el mundo: se unió tardía e incompletamente a la Primera,
Segunda y Tercera Revolución Industrial. Como consecuencia, terminó
convirtiéndose en un consumidor limitado de tecnología que no es capaz de
aprovecharla para impulsar su productividad (muy baja para nuestro nivel de
ingreso medio) y su competitividad, limitando su capacidad de crear progreso.
Para
que el Perú tenga un desarrollo sostenible es esencial que se inserte de lleno
en la digitalización mundial, enrumbando adecuadamente su proceso de
transformación digital. De no hacerlo, se enfrentaría a una acelerada pérdida
de competitividad, la cual implicaría el aumento de la brecha digital interna y
externa, y la acentuación de la exclusión y la desigualdad social, que traerían
como cola la disminución del ingreso, la elevación de la tasa de desempleo y el
incremento de la pobreza y la inequidad.
El reto para el Perú
Actualmente,
la evidencia confirma que la digitalización no es un tema que está en la agenda
del sector público y el sector privado. De serlo, se tendría una entidad en el
Estado encargada de su desarrollo (como el Ministerio de Tecnologías de la
Información y Comunicaciones de Colombia) o una organización privada dedicada a
su impulso (como el País Digital de Chile).
En
este escenario, el reto para el Perú pasa por ser capaz de realizar un «recableado
cerebral», dejando de lado el recetario del siglo XX y entendiendo que lo digital
no es un tema complementario, sino que es una necesidad en este siglo XXI.
Por
ello, establecer una visión, asumir el liderazgo desde el Gobierno y la empresa
privada, y construir una institucionalidad que permita ejecutar un plan
concreto para fomentar la transformación digital del Perú se hace imprescindible
para iniciar el camino hacia un desarrollo sostenible.
Conclusión
La digitalización es imparable.
El Perú requiere de un proceso de transformación digital que lo haga capaz de
insertarse en esta nueva ola de cambio tecnológico, lo cual es indispensable
para alcanzar un desarrollo sostenible. La sociedad en su conjunto debe asumir
esta tarea y debe exigirle al Estado y al sector privado a dejar de lado el
cortoplacismo para que trabajen en el nivel de acción que le corresponde a cada
uno.
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