La
Transformación Digital
En todos los
sectores empresariales se habla de una u otra forma de la transformación
digital y como ésta puede definir la permanencia de las empresas en sus
mercados. La transformación Digital se puede entender como el cambio de los
modelos de negocio (es decir de la forma como las empresas entregan valor a
sus clientes) basado en la aplicación de las Tecnologías de la Información y
Comunicaciones TIC.
Las
TIC han ido penetrando y cambiando
los procesos económicos, productivos y sociales afectando todos los ámbitos de
nuestras comunidades. Además, actualmente estamos en los inicios de lo que se
ha denominado la 4ta Revolución Industrial, en donde la confluencia de varias
tecnologías (Internet de las cosas, Inteligencia Artificial, Robótica,
Fabricación Aditiva, entre otras) amenaza con transformar profunda y
traumáticamente nuestras sociedades.
La
mayor parte de los Estados han entendido que este proceso los afectará en gran
medida y han desarrollado políticas públicas que buscan que sus países
se inserten dentro de este proceso de cambio con diversos enfoques, con
diversas herramientas y con diversos resultados. Lo cierto es que los que lo
han enfrentado oportunamente pueden ofrecer avances importantes en este tema
(podemos citar el caso de Uruguay como ejemplo de Latinoamérica).
Los riesgos
de no insertarnos adecuadamente en la Transformación Digital
Se debe entender que la Transformación Digital
afectará inevitablemente al Perú y que este proceso global conlleva riesgos que
deben ser afrontados. El primero de ellos está asociado a que no podamos
integrarnos efectivamente a los nuevos procesos productivos haciendo que nuestro
país pierda competitividad de forma acelerada. Por ejemplo, una PYME que no
usa adecuadamente la tecnología y que no puede insertarse en el mercado global,
o por otro lado una transnacional que no
implementa una sede en Perú sino en un país vecino por falta de las condiciones
de redes o capacidades laborales. Ambos casos, de alguna forma ocasionarían una
disminución del empleo y de las condiciones de vida.
Un
segundo riesgo está referido a la exclusión. De no mediar políticas que
hagan que el acceso, asequibilidad, uso
y apropiación de las tecnologías favorezca a todos los sectores, se presentará
la exclusión digital que acentuará los efectos de la exclusión social.
Simplemente, nuestros jóvenes de sectores no favorecidos no serán competitivos
en esta nueva sociedad.
http://www.aprender20.es/periodico/node/593 |
Un tercer riesgo va
hacia no cubrir la demanda social de los sectores jóvenes y emergentes. Principalmente,
si el Estado no cubre las demandas de servicios digitales que estos sectores
van a demandar se producirá un alejamiento de los ciudadanos con el Estado con
sus lógicas consecuencias en la inestabilidad política.
Las consecuencias de estos efectos se traducirían en:
incremento de la desigualdad, incremento de la pobreza e incremento de la
conflictividad social y política, con un
resultado final que por ahora no podríamos predecir.
La
situación actual del Perú en el Desarrollo Digital
El Perú se
encuentra en un rango medio de desarrollo digital o digitalización
(proceso por el cual un país absorbe las TIC para su desarrollo) respecto a los
países latinoamericanos[1] (por
debajo de Chile, Colombia, México y
Ecuador) y si bien existen expectativas
de crecimiento los índices globales más bien apuntan en lo contrario, siendo
que en el índice de desarrollo digital de la Unión Internacional de
Telecomunicaciones UIT hemos descendido del puesto 91 en el 2010, al puesto 104
en el 2015[2], mientras
que por ejemplo nuestro vecino Colombia subió del puesto 83 al 75.
Índice de
Desarrollo TIC - UIT
|
Al
margen de los indicadores globales y los estudios realizados, observamos claramente que el uso y apropiación
de las TIC en el Perú está por debajo de lo que un país de nuestro nivel
debería tener. Las TIC no son herramientas comunes de productividad en las
PYME; y en el caso de los ciudadanos, si
bien existe un crecimiento importante de “smartphones”, éstos aún se concentran en lo recreativo de
los dispositivos. Pero lo más evidente es el caso del propio Estado, en donde a
pesar de avances importantes (por ejemplo, Factura Electrónica) una gran
cantidad de entidades siguen trabajando con procedimientos y servicios basados
en papel y en donde la introducción de tecnología mejoraría la situación en
forma importante.
Lo más
relevante, sin embargo, es que el Estado no tiene una Política de Desarrollo
Digital[3]
y además no tiene la institucionalidad para definirla y ejecutarla, más
allá del desarrollo de la infraestructura de comunicaciones. La falta de una
Política en este sentido es muy difícil de explicar en un contexto donde casi
todas las naciones reconocen su importancia y han creado mecanismos institucionales
para afrontarla (por ejemplo, el Ministerio TIC colombiano o la Agencia de la
Sociedad de la Información y del Conocimiento AGESIC del Uruguay).
Cómo afrontar el Desarrollo Digital en el Perú
A partir de este Liderazgo
es necesario crear los instrumentos necesarios para poner en marcha la
transformación:
- Política Digital
- Arreglo Institucional
- Plan Digital Perú
La Política
Digital implica definir el conjunto de acciones estratégicas que deberán
desarrollarse en el marco de insertar a las TIC en todos los estamentos de la
sociedad. La gran característica de la Política TIC es que es transversal a
todos los sectores y que es el sostén del desarrollo de los mismos. Dentro de esta
política se incluye, por ejemplo:
- Acceso y Asequibilidad de la infraestructura (redes, dispositivos y servicios)
- Alfabetización Digital de los Ciudadanos para el uso de las TIC
- Apoyo a las MIPYME para uso de las TIC
- Desarrollo de la Industria TIC
- Gobierno Digital
- Derechos de los ciudadanos en Internet, entre otros
Pero además soporta
a los demás sectores, como por ejemplo:
- Política Digital para Educación
- Política Digital en Salud
- Incremento de la Formalidad y Productividad a través del Uso y apropiación de las TIC
- Mejora de los servicios básicos (agua, luz, etc.)
- Seguridad Ciudadana con soporte digital, etc.
El Arreglo
Institucional implica definir la organización y las reglas que permitan que
la política pueda desplegarse. En este caso deberán cubrirse los siguientes aspectos:
- Estratégico, de definición y coordinación de políticas con otros sectores
- Implementación de las Políticas y Planes de Desarrollo Digital
- Operación de los Servicios
- Financiamiento del desarrollo digital
En
principio se presentan tres áreas funcionales que deberán enfrentarse en el arreglo:
- Infraestructura de TIC. Para el despliegue de la infraestructura (por ejemplo de Telecomunicaciones)
- Desarrollo de la Economía Digital. Para que las TIC efectivamente penetren los procesos productivos y sociales.
- Gobierno Digital. Para la transformación del propio Estado.
Existen varias opciones para el desarrollo del arreglo
institucional que pueden conjugar estos requerimientos además que pueden
implantarse progresivamente. Desde un Viceministerio TIC, hacia una Agencia
Digital o incluso un Ministerio de las TIC.
Modelo de Arreglo Institucional (Fuente: CNC y elaboración propia) |
Conclusión
Si realmente
queremos alinear el desarrollo del país hacia el futuro será necesario definir
una Política de Desarrollo Digital e implantar una Institucionalidad mínima. Si bien, puede no parecer urgente de acuerdo a
la visión de los problemas nacionales su importancia es tal que no definirla y
ejecutarla nos haría asumir muy altos riesgos de cara a este futuro que
deseamos todos.
La definición e
implementación de esta política e institucionalidad no debería ser ya un tema de discusión: Los
argumentos que abonan por su desarrollo son amplios tanto desde puntos de vista
económicos como sociales o desde la perspectiva de expertos o
profesionales. Por otro lado los
representantes de la sociedad civil la reclaman insistentemente.
Es necesario que en los sectores políticos y
decisores se entienda claramente que éste no es un tema de infraestructura o
tecnología sino que se trata de enrumbar el país hacia el desarrollo con las
demandas del siglo XXI.