La evolución digital de la sociedad impone a las empresas enormes retos para adaptarse y ser competitivas. Los modelos de negocio se transforman y las relaciones con los clientes ofrecen posibilidades nunca antes vistas. La transformación digital se convierte así de una opción deseable a un imperativo de sobrevivencia. Al igual que las empresas, los Estados están sujetos a estos cambios y los países avanzados en su mayoría lo enfrentan con la importancia que amerita. En el Perú la política de modernización del Estado obedece a un modelo que ya no está alineado al entorno actual y necesita ser actualizada a un nuevo modelo de transformación hacia un Estado Digital.
Es necesario entender los profundos cambios que se están dando debido a la digitalización de los procesos económicos, sociales y culturales. Se modifica la producción de los bienes y servicios y los productos mismos, el intercambio económico cambia, las relaciones sociales cambian, los patrones de conducta cambian, mientras que la información fluye en nuestras sociedades sin que siquiera ya tengamos conciencia de su impacto. En nuestro mundo global el Perú está inmerso en este proceso así no seamos una sociedad avanzada y nos afecta inevitablemente. El Estado debe liderar este proceso de transformación, pero en primer lugar debe cambiar su propio funcionamiento ya que de no hacerlo se convertirá en sí mismo en una traba a la competitividad y desarrollo del país.
La transformación digital del Estado es mucho más que sólo la utilización de la tecnología. La mejora de procesos y la introducción de tecnología como soporte a éstos son notoriamente insuficientes. La gestión por procesos y la gestión por resultados debe ser re enfocada considerando el entorno digital y el servidor público debe igualmente adaptarse. La transformación digital genera nuevos esquemas de relación con el ciudadano y nuevas formas de proporcionarle valor público. Desde este punto de vista es claro que la actual política de modernización del Estado no cubre los requerimientos que nos impone la situación actual y debe evolucionar hacia una Política de Gobierno Digital.
Fuente: CNC Perú Línea TIC y elaboración propia |
Como dicho así, el Gobierno Digital puede parecer abstracto, se puede ilustrar el concepto con un ejemplo: La Carpeta Ciudadana. Se trata que el ciudadano tenga reunido en un repositorio digital y bajo su control los principales documentos de valor legal que establecen su relación con el Estado y que serán alimentados por las entidades de éste. Se define así una nueva propuesta de valor basada en un servicio digital que cambia el relacionamiento del Estado con el ciudadano, quien en lugar de pedir los documentos los recibirá luego que un procedimiento se ejecute, por ejemplo al culminar un proceso de divorcio.
La implantación de una Política de Gobierno Digital es una tarea impostergable si queremos que nuestro País se desarrolle en línea con los requerimientos de este siglo y pueda en algún momento ser considerado realmente dentro de las naciones avanzadas. Sin embargo, requerirá de un alto componente de liderazgo en el más alto nivel, de la creación de una institucionalidad fortalecida y empoderada y de la ejecución de los planes correspondientes con los recursos financieros y humanos capaces de cumplir con este desafío.